Por Jacqueline Rabe Thomas y Kasturi Pananjady
La posibilidad de mostrar su real interés es lo que condujo a una de las estudiantes de sexto grado de Hilary McDevitt, a conectarse a las clases en línea en vivo que esta comenzó a impartir después de que COVID-19 cerrara la escuela primaria en la que enseña en Bridgeport.
“Esto es tan absurdo, ¿verdad? Pero esto es por lo que los niños se levantan y van a la escuela por la mañana”, dijo McDevitt.
“Él quería asegurarse de que estaba bien despierto y con su pelo cepillado antes de la clase”, le dijo la madre del niño a McDevitt. “Estas reuniones realmente son importantes para los niños que están en ellas. Es muy desconcertante tener que hacer todo por tu cuenta. La enseñanza sincronizada era el lugar donde se sentía que estábamos juntos, donde se construye la comunidad, y donde aún se pueden encontrar momentos para reírse”.
Los niños encuentran la motivación suficiente para acudir a la escuela desde todos los más variados lugares; algunos vienen a la clase de gimnasia o de arte, otros a la de ciencias, y un gran número de ellos, para ver a sus amigos o profesores.
La pandemia ha complicado ese esquema.
Debido a que la expectativa en mucha gente es que las escuelas vuelvan a cerrar este próximo año escolar, mientras el virus hace estragos en todo el país, los educadores deben encontrar la manera de cómo atraer, vía Internet, a los 137.000 niños de todo Connecticut que no participaron en el aprendizaje a distancia, o lo hicieron mínimamente después de que los edificios escolares cerraran el pasado mes de marzo.
En Bridgeport, la mitad del estudiantado no se integró regularmente a las escuelas a distancia durante la pandemia, comparado con el 19 por ciento que ya estaba crónicamente ausente antes de que los edificios escolares cerraran. Pero no son sólo los distritos urbanos los que se enfrentan a este problema. En la cercana ciudad de Newtown, donde el hijo de McDevitt estaba en octavo grado cuando las escuelas cerraron, el 14 por ciento de los estudiantes no se presentó regularmente a la escuela en línea, en comparación con el 4 por ciento que faltaba regularmente a la escuela antes de la pandemia.
Parece haber un generalizado convencimiento de que, incluso si los estudiantes participaran plenamente en el aprendizaje a distancia que se ofrece, se retrasarían cuando se compara del nivel que alcanzarían si las aulas permanecieran abiertas. Por supueto, los estudiantes se retrasarían aún más si las escuelas cerraran este otoño.
Entonces, ¿cuál sería la solución si las escuelas deben cerrar?
Muchas personas concuerdan en que la siguiente mejor opción es dar clases en vivo en línea y organizar sesiones de grupos pequeños.
“En mi opinión personal, es muy importante, para la vinculación socio-emocional de los estudiantes, ver las caras de tus amigos y tu profesor, pues escuchar la voz de tu profesor, tiene un efecto calmante cuando eres capaz, en tu mente, de reproducir la experiencia del pasado”, dijo el Comisionado de Educación de Connecticut, Miguel Cardona, sobre las clases en vivo y sincrónicas. “Yo pienso que la mayoría de esos beneficios son sociales y emocionales, además de la instrucción que el profesor está dando sobre un concepto con el que un estudiante podría no estar familiarizado. Es más difícil entender un concepto cuando no se tiene a un maestro enseñando”.
La superintendente escolar de Hartford, Leslie Torres-Rodríguez coincide.
“Sabemos que en el aprendizaje hay una dinámica social en juego con el aprendizaje. El aprendizaje ocurre mejor cuando hay una interacción entre el contenido, los estudiantes, el adulto, los compañeros, y algunos de ellos claramente se pierden en una entrega asincrónica”, dijo. “Es el poder de toda esa sinergia lo que es importante en el proceso de aprendizaje”.
Esa es también la opinión de otras personas expertas en temas de educación.
“Todos los niños reciben mucho más que el contenido académico de la escuela. Ese aprendizaje y esa conexión emocional, se enriquecen mucho más a través del contacto cara a cara. Pero si tal cosa no es posible, entonces estar en un entorno virtual sincrónico, puede proporcionar algo de esa conexión y al mismo tiempo seguir cultivando la relación entre el profesor y los estudiantes y entre los estudiantes entre sí. Esto es realmente muy importante”, dice Morgean Donaldson, profesor de la Escuela de Educación Neag de la Universidad de Connecticut, cuya especialidad es estudiar la calidad de los maestros.
Pero las clases en vivo tuvieron un papel limitado en muchos distritos durante la primavera pasada. Una encuesta de superintendentes escolares, realizada por el CT Mirror cinco semanas después del cierre de las escuelas, mostró que el 15 por ciento de los distritos que respondieron – 8 de los 54 – no ofrecían en absoluto clases en vivo. Y en los lugares donde se proporcionaba, la frecuencia varió ampliamente desde las escuelas que ofrecían sólo clases semanales de 30 minutos hasta las que ofrecían lecciones escolares diarias.
Mara Rabinowitz, quien tiene dos hijos, (el mayor asiste a la escuela primaria en Fairfield y el menor asiste a una escuela de educación especial en Trumbull), ha podido observar la diferencia cuando la instrucción escolar es en vivo.
“Las expectativas son altas para mi hijo mayor. Tiene horarios, como de 9:30 a 10:15, para clase de inglés, luego de 10:15 a 11, para clase de matemáticas. Sabe que tendrá el apoyo de esos maestros en ese periodo. Para el caso de mi hijo menor, más o menos le dicen, ‘ya sabes, cuando quieras’”, dijo ella. “Es la diferencia como entre la noche y el día, y es muy, muy injusto. Es realmente decepcionante. La escuela no es sólo para dar a los niños tareas escolares para hacer y que las completen. Se necesita un profesor en el otro lado que les enseñe”.
Numerosos son los obstáculos que se interponen a cada estudiante de Connecticut para recibir enseñanza en línea en vivo, desde la dificultad de conseguir que los 527.829 estudiantes de las escuelas públicas tengan sus propias computadoras y se conecten a Internet, hasta conseguir que los 35.414 maestros del estado y sus sindicatos acepten ofrecer enseñanza en línea en vivo con regularidad.
Se espera que los fondos federales faciliten a los distritos la instrucción en vivo por Internet. El gobernador tiene previsto anunciar hoy que gastará 43 millones de dólares de la subvención federal COVID-19 que recibió para ayudar a cerrar la llamada “brecha digital”, comprando 50.000 ordenadores portátiles y conectando a 60.000 estudiantes a Internet.
Aunque el Departamento de Educación del Estado recomienda que las escuelas dediquen la mitad de cada semana escolar a la enseñanza en vivo por Internet, deja totalmente en manos de los responsables locales la determinación de lo que se ofrecerá si las escuelas vuelven a cerrar.
El pasado lunes, el Departamento de Educación del Estado y el Centro de Investigación y Liderazgo Público de la Universidad de Columbia, publicaron un informe de 35 páginas en el que se destacan las mejores prácticas a seguir por los distritos a la hora de impartir educación a distancia. Entre las llamadas “acciones esenciales” es que los distritos “dejen en claro la expectativa de que los educadores entreguen y los estudiantes asistan a una instrucción sincronizada 1:1, en grupos pequeños y grandes (toda la clase o la escuela) cada día en todas las áreas temáticas
Las organizaciones estatales que representan a los sindicatos de maestros, las juntas escolares y los superintendentes, contribuyeron a elaborar la guía.
“ De modo que hay algunas comunidades que van a estar a la altura de las circunstancias y tendrán mucho aprendizaje en vivo, y hay otras que estarán obligadas a cumplir sus convenios colectivos localmente y harán lo mínimo, a menos que el estado imponga algunos requisitos”, dijo Amy Dowell, líder del capítulo estatal de Education Reform Now, una organización de defensa, afiliada a Democrats for Education Reform.
Cómo conectarse
Couryn Méndez-Barner, que va para el noveno grado en otoño, se le dificultó por algunos días inscribirse en sus clases en línea, debido a una pobre conexión a Internet. “Me asusta el próximo año escolar”, dijo Chantel, que estaba decepcionada con la educación que su hijo de octavo grado recibió, después de que las escuelas cerraron en Bridgeport. Ella se ha aliado a otros padres y líderes de la iglesia con el grupo de apoyo Faith Acts, para abogar por un mejor aprendizaje a distancia.
A medida que el virus amenaza con cerrar las escuelas de nuevo este otoño, se va gestando una crisis mientras los responsables se esfuerzan por conseguir que todos los estudiantes se conecten a sus clases remotas en línea.
En todo el estado, casi 50.000 estudiantes -aproximadamente uno de cada 11 estudiantes- necesitaban una computadora u otro dispositivo a mediados de mayo, según una encuesta realizada por el Departamento de Educación del Estado.
Y casi 29.0000 estudiantes no tenían acceso a Internet, éste era demasiado lento, o su teléfono móvil o su ordenador no era compatible con la plataforma de aprendizaje que utilizaba su escuela.
En general, los distritos con mayoría de estudiantes blancos informan de pocos problemas con el acceso a Internet y a los dispositivos como celulares o tabletas.
Las familias de bajos ingresos tienen significativamente menos acceso al Internet – 56 por ciento para aquellos que ganan menos de $30,000 comparado con 92 por ciento para aquellos que ganan más de $75,000 – informa el no partidista Centro de Investigación Pew.
Cerrar esta brecha digital es fundamental, ya que Connecticut tiene una de las mayores brechas de rendimiento en la nación entre los estudiantes de familias de bajos ingresos y sus compañeros de clase.
El estado se asoció con el multimillonario Ray Dalio, para proporcionar a los estudiantes de secundaria de los distritos más pobres, una computadora portátil, y el lunes la esposa de Dalio, Bárbara, anunció que también contribuirán a que los estudiantes se conecten a Internet.
El superintendente escolar de Bridgeport, Michael Testani, dijo que las computadoras donadas a su distrito, significa que casi todos los estudiantes tienen ahora su propia computadora si las escuelas cierran de nuevo. Pero sólo el 90 por ciento de los mismos tiene acceso adecuado a Internet.
En Rocky Hill, por ejemplo, para no sobrecargar los servidores, el profesor de tercer grado Pauolo Zocco, recibió dos espacios de tiempo a la semana para impartir clases en vivo. “Las sesiones en vivo son probablemente mi parte favorita de la educación a distancia, porque así puedo ver mi clase e interactuar con ellos”.
Conseguir el apoyo del profesorado
En algunos distritos se preveía que los maestros impartieran clases en vivo cuando las escuelas cerraran, mientras que, en muchos otros, esa decisión se dejó en manos de maestros individuales.
Para facilitar ese cambio, el sindicato de maestros más grande del estado, ha pedido que las sesiones en vivo no sean grabadas – ni siquiera para que los estudiantes que perdieron la clase puedan verlas después- que se les provea de una computadora y un estipendio de 50 dólares al mes para cubrir los costos de internet, y que no sean evaluados por su docencia en línea.
“Habrá cambios evidentes en las condiciones de trabajo, por lo que es absolutamente necesario que haya una discusión y una resolución sobre cómo se producirían esos cambios”, dijo Donald Williams Jr., director ejecutivo de la Connecticut Education Association.
“Creo que es algo que es muy factible. Pienso que algunos de los adultos necesitan eliminar algunas de las restricciones porque quedan fuera de su nivel de confianza. Es un pensamiento aterrador para algunos educadores”, dijo Testani, el superintendente de Bridgeport.
Las clases en vivo deben ser parte del día escolar, dijo.
“No creo que debamos volver a hacer en el otoño lo que hicimos en la primavera. No creo que sea apropiado para nuestros hijos”, dijo.
“Con suficiente tiempo de espera, podría haber un nuevo escenario de expectativas”, dijo Sarah Wolfin, profesora de la University of Connecticut’s Neag School of Education, que estudia la relación entre la política educativa y la instrucción equitativa.
Preocupada por el tema, dice, “Sin expectativas a nivel estatal, podría haber problemas más grandes y mayores desigualdades”. Y creo que algunas de estas cosas podrían devenir en una situación polémica para maestros, directores de escuela y también las familias.
Si los distritos no son capaces de encontrar experiencias sólidas de clases en vivo en línea, todos parecen estar de acuerdo en que debe existir algún plan para que haya conexión personal con los estudiantes.
“Tiene que haber esa conexión y esa relación, a través del período de aprendizaje a distancia, de lo contrario los estudiantes se sentirán perdidos”, dijo Donaldson.