HARTFORD.- En las pasadas ediciones de la Voz Hispana de Connecticut, las noticias informan de un movimiento social que va logrando que en los Estados Unidos los monumentos, obeliscos, y estatuas dedicadas a los jefes de los estados confederados proesclavistas del sur y sus generales en la guerra civil que culmina con el triunfo de la decencia y el respeto al ser humano aboliendo la infame esclavitud; haya ido aumentando su empuje.
La caída, remoción o derrumbe de estatuas infames y denigrantes se va llevando a cabo inexorablemente e incluso se pretende cambiar el nombre de cuarteles militares estadounidenses con los nombres de militares confederados, cuestión a la que se opone el presidente racista Donald John Trump y varios senadores republicanos.
En Hartford le correspondió su momento a la estatua de Cristóbal Colon situada en la intersección de la calle Washington y Lafayette. Este monumento fue dedicado por la comunidad italoamericana a la capital del estado el día 12 de octubre de 1926 y estaba situado (porque ya ha sido removida) cerca de otra estatua dedicada al general Lafayette que había luchado apoyando a las fuerzas estadounidenses que buscaban la emancipación del imperio ingles previo a la declaración de la independencia un cuatro de julio de 1776.
El alcalde Luke Bronin ha estado en conversaciones con líderes de la comunidad italiana local para discutir el destino del monumento del que solamente queda su base con la placa recordatoria.
También en ediciones pasadas se ha discutido los daños que el navegante Cristòfor Columbus infligió a la población nativa del llamado Nuevo Mundo en un proceso al que por siglos se llamó “descubrimiento.”
Recientemente se produjo una rencilla entre miembros de la comunidad italiana de New Haven con las autoridades, al removerse otra estatua dedicada al almirante, y es que entendemos que esto puede ser un hecho doloroso, pero absolutamente necesario.
Reacciones semejantes están tomando lugar en todo los Estados Unidos y en el Caribe y Latinoamérica hay cientos de estatuas dedicadas a Cristóbal Colon, plazas, calles, parque y avenidas con su nombre que poco a poco irán también desapareciendo después de años de quejas por parte de quienes saben la verdadera historia.
Anticipamos lo que sucederá en el Viejo San Juan con la popular plaza Colon y recordatorios dedicados a Ponce de León a quien se acusa de la explotación y exterminio de los Tainos.
Es que con Colon llega a Latinoamérica una plaga de militares alucinados por las historias fantásticas del almirante quien mostraba oro y plata, metales que abrieron el apetito inconmensurable de los “colonizadores” españoles por la riqueza y el poder.
Atraídos por la posibilidad riquezas y gloria, individuos cuyos nombres están asociados a las masacres de los pueblos aborígenes todavía reciben los elogios por parte de una población mestiza sumida en la ignorancia que sigue recordando a líderes de bandas de bandoleros, ases del despojo, asesinatos, violaciones, destrucción de poblados, y torturas a los líderes militares de los pueblos atacados con tecnología militar mas avanzada tales como arcabuces, cañones, caballos, perros antropófagos adiestrados para atacar a los indígenas y las mentiras.
Es que no se pueden olvidar los nombres de Hernán Cortes que con embauques conquista el imperio Azteca; a Francisco de Pizarro que engaña al Inca exigiéndole un aposento lleno hasta el techo de oro y después le asesina; a Pedro de Alvarado que hace de las suyas con el Imperio Maya; a Lope de Aguirre un militar trastornado que buscaba El Dorado y que al final en su locura asesina a sus propios hombres; a Pánfilo de Narváez que le cae encima a Cuba; al mismo Ponce León autor del genocidio Taino; a Diego de Almagro que disputa el botín Inca con Francisco Pizarro; a Francisco de Orellana otro desalmado cómplice de las masacres en contra de la población Inca; y Pedro de Valdivia traidor de sus propios hombres que muere violentamente de un merecido mazazo en el cráneo en una batalla en contra de los indios Mapuches en Chile.
Pero hubo tantos mas de los cuales desciende una población de sangre andaluza, vasca o navarra que al momento de la independencia de nuestros países del imperio español; pasan a ocupar los puestos de dominio de los primitivos conquistadores, invasores, mercenarios y mal llamados colonizadores.
Esta elite de origen europeo ha invitado a otros colonizadores franceses, alemanes e ingleses que continúan haciendo de las suyas y se han apoderado de las riendas del estado, involucrando a los mestizos domesticados y quitándole los territorios a la población aborigen, como sucede en la actualidad en Chile.
Pero volviendo al caso de Colon y la comunidad italiana, hay muchas personalidades a quien se debe honrar que no son recuerdos amargos de invasores, sino que de individuos, hombres y mujeres cuyas contribuciones a la vida política, social y económica de los Estados Unidos y Connecticut son notables.
Por mencionar algunos nombres vinculados al progreso es justo mencionar a la ex gobernadora de Connecticut Ella Grasso quien fue la líder durante el desastre provocado por una tormenta de hielo y nieve en 1978. ¿Como olvidar a la primera mujer alcalde Antonina “Ann” Uccello de Hartford? Esta dama que nació en 1922 fue la primera mujer electa acalde en Hartford y Connecticut y mas tarde ocupa posiciones en los gobiernos de Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter.
Como olvidarnos de la actual congresista Rosa De Lauro, y figuras como las de Andrew y Mario Cuomo, Joseph DioGuardi, Geraldine Ferraro, ¿y Fiorello La Guardia?
En el campo de la ciencia todos hemos estudiado las enseñanzas de Galileo Galilei y Enrico Fermi y cientos de astrónomos, médicos y científicos que han aportado y aportan a la civilización occidental como es el caso del epidemiólogo Dr. Fauci.
Son conocidos los nombres de actores contemporáneos como Robert DiNero, Joe Pesci, Leonardo Di Caprio, Joe Pantoliano, Al Pacino, Demi Lovato, Francis Ford Coppola y tantos otros.
Mencionamos estas celebridades actuales como una demostración de la importancia de la comunidad italiana en Connecticut, sus héroes, y a la vez lamentamos lo de los monumentos.
Lo que sucede va a continuar inexorablemente y ya se irán recibiendo noticias de nuestros países caribeños y latinoamericanos donde la lucha por la verdad histórica continua muchas veces detenida por la iglesia y la represión.