Admirada Tía: Le escribimos desde la pujante y activa comunidad de Holyoke en el vecino estado de Massachusetts para desearle con mis amigas que esté soportando lo mejor posible el calor y el ambiente que está más húmedo que naricita de gato. Leemos la Voz Hispana de Connecticut que debiera ahora llamarse la Voz de Connecticut y Massachusetts porque es lo que hay para sabel la veldá.
Estamos preocupadas porque ahora en Holyoke están informando que los adultos mayores deben tomar mucha agua, cuidarse y caminar por la sombrita. Especialmente en esta región donde hace decenas de miles de años lo que había era un pantano en el cual habitaban cocodrilos, caimanes y pirañas gigantescas. ¿Será verdad eso? Sinceramente estamos preocupadas por usted.
Con mis amistades, la mayoría mujeres, aunque entre nosotras y en nuestros coloquios participa un muchacho travesti que es casado, queremos mucho y al cual le agrada que le acojamos vestido de mujer y le llamemos Lucy; estamos notando que la paciencia de nuestros esposos y novios está llegando a un punto más peligroso que las recetas de Trump para tratar el Covis-19.
Como dicen los estudiados y sabidos, en una escala del uno al diez, siendo el uno un tipo más paciente que el Dr. Fauci, mientras que el diez es un ejemplar masculino que echa fuego por los ojos y por la boca escupe malas palabras y changuerías; muchos de nuestros maridos están ya cerca del ocho.
Es que con la opinión de Lucy les encontramos razón pues con el calor, el encerramiento, las instrucciones en los supermercados, y las bajas temperaturas en los DD donde hay que entrar con parcas y guantes pa’ no coger catarro; cualquier ser humano se enoja y se acerca al fatídico 9 de la escala del uno al diez.
Para darle un ejemplo, tuve que llevar a Sempronio, mi distinguido esposo; al otorrinolaringólogo que es el médico que lidia cuando las personas comienzan a hablar ronco o fañoso. Entramos a la oficina del doctor Timpanillo a quien Sempronio le dijo con una voz bien ronca y áspera que venía porque tenía un problema. El médico que era un muchacho joven le preguntó amablemente en un español medio mascado pero que se entendía, ¿“Y kual ser su problem?.” allí mismo mi esposo se alteró y le respondió, “y qué voy a saber yo si para eso usted es el médico? ¿Es qué no se fija que cuando hablo parezco puerta cerrada?
Yo traduje lo mejor que pude y después el dotor le preguntó si estaba con fiebre, si había viajado a Hunan en la China en las últimas semanas, si el perro de la casa estornudaba con frecuencia, y si en mi hogar había alguien con síntomas de catarro o diarreas malas y retorcijones de barriga.
Mi marido de malas ganas le dijo que él siempre era muy caliente porque nació en Ponce, que nadie lo monta en un avión, aunque los pasajes a Puerto Rico estén a 100 pesos, que no teníamos perro sino un gato que jode mucho y que yo, que él supiera, no estaba afectada por el Covis-19 ni la peste bubónica.
Resumiendo, la consulta terminó cuando el médico le envió a hacerse exámenes para detectar alergias, lo del coronavirus donde le meten a la persona un palo por la nariz, y otro examen para examinar las cuerdas vocales. En otras palabras, no hubo una solución inmediata, aunque le recomendó que no gritara insultos cuando hablara del presidente, tratara de no bochinchear mucho por el celular, e hiciera gárgaras con agua, sal, limón y jengibre siempre que no sea de Goya.
Mi marido salió de la oficina renegando de la abuela del médico diciendo que no vería nunca más a un “matasanos” ni “saca muelas” apodos injuriosos en contra de esa gente que estudia mucho.
Ahora Sempronio incluso se enoja cuando vamos al supermercado por el asunto de las flechas en el suelo que permiten que la gente camine solamente en una dirección y no choque violentamente con el prójimo.“¿Es qué estos creen que somos nativos americanos?”
También se empantalonó cuando una señora blanca que, aunque tenía máscara nos puso malos ojos cuando nos equivocamos y nos fuimos en dirección opuesta. “¡Pero mira cómo nos mira esa vieja!” gritó Sempronio y tuvimos que irnos porque deseaba insultar a la dama y nos habrían llamado a los guardias de seguridad.
Tía no sé cómo calmar a Sempronio que por el enojo casi no habla conmigo y ya no me atiende como antes en el sagrado seno del matre. Gracias desde ya por su gentil consejo y nos gustaría que como lo hace el señor Gracia, pongan también su retrato para conocerla.
Laurie
Respuesta
Querida Laurie, gracias por tu intensa preocupación acerca de mi salud y te aseguro que me cuido mucho demasiado como debieran hacerlo tanto los jóvenes preadolescentes, adolescentes, manganzones, adultos, adultos mayores y los otros y otras.
En cuanto a la intensa oleada de calor, acuérdense con tus amigas y Lucy que nuestro planeta está sufriendo el fenómeno del calentamiento global que ya habían anticipado los científicos rusos y después lo dio a conocer Al Gore.
Leí informaciones geológicas acerca de Connecticut y Massachusetts y lo que se sabe es común a otras regiones del mundo en la cual existen rocas y vestigios de mucha lava volcánica porque eso era lo que había hasta que los volcanes se tranquilizaron. Para la época glacial que tuvo lugar hace no más de 22,003 años y ocho meses y el posterior deshielo quedaron grandes fuentes de agua en Connecticut y Massachusetts, pero el clima de esos tiempos no permitía la sobrevivencia de cocodrilos ni pirañas malas.
A modo de curiosidad uno de los vestigios de las grandes masas de agua es la de este lago que ocupa 1,422 hectáreas entre Connecticut y Massachusetts cuya extensión es de 17 millas y cuyo nombre es el más largo de un lago en el mundo, “Chargoggagoggmanchauggagochaubunagungamaugg” que proviene de la lengua de los nativos Algonquina. Definitivamente allí nunca hubo caimanes ni animalitos tropicales, y por el contrario este nombre más largo que gas de serpiente responde a la abundancia de peces. ¿Viste?
Te cuento todo esto pensando en lo caliente que está tu esposo que al parecer es afectado por Ansiecitis Hociconotis, no sabe relajarse y hacer cosas distintas como decía la loca de la Ivanka que se cree princesa. La mala noticia y ya que mencionas al Dr. Tony Faunci, es que esta cosa de la pandemia es más complicada que una mera influenza como decía el Trump de la plaga y que deseaba enviar a la gente a trabajar el 12 de abril para que no se afectara la cartera y bolsa de los ricos. ¿Se acuerdan?
Las mascaritas, la distancia social, las flechas en los supermercados, las líneas de espera para penetrar a los supermercados y a las consultas médicas, el cierre de negocios no esenciales y cines, la clausura de barras y comelatas y bebelatas al aire libre; podrían volver a implementarse en un proceso llamado “La Recaída,” ya que la gente joven y muchos viejolos con las amiguitas, abusan y no se preocupan de ellos ni de los otros.
En el futuro tal vez para ir a otros estados a visitar a familiares y amistades se exigiría un pasaporte sanitario y ahora veo con preocupación como hay mucho automóvil lujoso de Nueva York, Massachusetts y hasta de Texas estacionados frente a populares restaurantes de West Hartford.
Por ahora que Sempronio lo tome suave, no entre a los supermercados y permanezca en el automóvil escuchando a radioemisoras AM transmitiendo temas tales como “No lo escondas que me gusta,” “Gimnasia lingüística 69,” o los “Consejos Sicalípticos de la Sultana.”
Me alegra que estén acogiendo en la cofradía a Lucy, pero éste debiera ser transparente y hablar con su esposa para explicarle su afición a vestir con minifaldas y media negras para verse más coqueto y llamativa.
Cuídense con esmero que, si Japón sobrevivió las dos bombas atómicas, Europa y la humanidad se recobraron del loco de Adolf Hitler y de los nazis, la Influenza (mal llamada) española y los aliados doblegaron al trastornado del Kayser alemán que precipitó la primera guerra mundial, seremos capaces de superar a esta plaga y a la testarudez del monstruo de los Republicanos, partido que se extinguirá como en Hartford, el próximo 3 de noviembre.
Se me cuidan y no bochinchean demasiado que es pecado.
Tía Julia
Comentarios a los Consejos de la Tía Julia.
Humildemente opino que en esta crisis de la Pandemia las madres o padres que no tienen trabajo debieran recibir adiestramiento para educar a sus hijos en los hogares y ser compensados económicamente. Los maestros y maestras pueden ser esenciales para entrenar y supervisar hasta que se puedan reabrir las escuelas. ¿Cómo la ve? Pancho de Groton. ¡Híjole! Muchas gracias.