En medio de las malas noticias causada por la pandemia que ha afectado a nuestros vecindarios en Greater Hartford, nos enteramos del sensible fallecimiento del señor Juan Román, esposo de Mary Román, acaecido el viernes 22 de mayo en su hogar situado en el pueblo de Wetherfield. Su nombre al igual que los de María Sánchez, Olga Mele, Mildred Torres, Ramon Quiroz y otros fenecidos líderes de la comunidad se relaciona no con la política contingente; sino que con una extensa labor social, cívica y comunitaria que lleva a cabo desde su llegada a los Estados Unidos.
Su caballerosidad, sentido de compasión, e inteligencia marcaron su vida rodeada de un carisma positivo que no olvidamos.
Juan nació en Añasco, Puerto Rico el 7 de septiembre de 1928 y en 1948 a la edad de 18 años, se traslada a los Estados Unidos abriendo las puertas y señalando el camino a otros trabajadores inmigrantes. Por sus cualidades humanas y liderazgo fue luego nombrado como el supervisor de 150 trabajadores agrícolas en Michigan.
En 1950 se enlista durante la guerra de Corea en el Cuerpo de Marina de los Estados Unidos. Después de cumplir con honor sus obligaciones militares Juan elegirá a Hartford como su ciudad hogar en los tiempos en que la capital del estado pasaba por profundas transformaciones culturales, políticas y sociales debido a la llegada de cientos de trabajadores inmigrantes provenientes de Puerto Rico.
Juan tuvo la oportunidad de observar los prejuicios raciales e injusticias en contra de su comunidad y se enlista como policía transformándose en el primer oficial de la uniformada local de origen puertorriqueño. Su presencia hizo la diferencia en múltiples casos donde su presencia e innato sentido de justicia libra de problemas a muchos de sus compatriotas. Poco después asciende al puesto de detective.
En 1965 deja el departamento de la policía y llega a ser el representante de la Asociación de Cultivadores de Tabaco de Puerto Rico ayudando a la creación de más de 100,000 trabajos en Connecticut para trabajadores del campo que estaban desempleados.
Un devoto católico y feligrés de la parroquia St. Lawrence O’Toole en Hartford, Juan sufrió en 1983 el sensible fallecimiento de su primera esposa María Román, recordada maestra del sistema escolar de nuestra ciudad.
En 1977 había iniciado su carrera con el estado de Connecticut como un integrante de la unidad de Apoyo a la Aplicación de Decisiones en la División de Relaciones Familiares de la Corte Superior de Hartford. Por su dedicación, compromiso y liderazgo, fue promovido a jefe de la unidad convirtiéndose en el primer puertorriqueño supervisando las operaciones de este organismo estatal en el área.
Después de jubilarse de esta entidad, continúa trabajando para la Autoridad de Vivienda de la ciudad capital, sin embargo, además de su dedicación a la vida religiosa de su parroquia y como funcionario; Juan fue uno de los líderes del Club Internacional de Leones donde en compañía de Gerardo Zayas, Jorge Machado, Horacio Martínez (Q.E.P.D.), Hernán La Fontaine, Calixto Torres, Omar Aguilera, Walter Martínez y otros latinoamericanos, llevan a cabo labores de ayuda a favor de los más necesitados.
En esos tiempos la comunidad puertorriqueña contaba con lideres probados que lidiaban tanto en la arena política como en asuntos de la comunidad. Los líderes del Club de Leones fomentaban por su parte la unidad latinoamericana y en ella los dirigentes puertorriqueños se caracterizaron por mantener el funcionamiento de la institución que llevaba a cabo actividades sociales permitiendo un justo reconocimiento de las naciones de habla hispana arraigadas en Greater Hartford.
Entre aquellas entidades que en aquellos tiempos ponían en relieve la música, cultura, la danza y la historia de Latinoamérica, caben recordar al Club Perú Inc. y el Club Cubano.
En muchas actividades de recaudación de fondos para obras sociales; la figura de Juan Román animaba la participación de nuevos miembros y la aceptación de damas como integrantes de esta organización nación al e internacional.
“Juan era sin duda un diplomático capaz de reunirnos y animarnos en las tareas del Club cuyos eventos atraían a representantes de los distintos países latinoamericanos,” dijo en una oportunidad Ronald Rivas uno de los integrantes de la organización quien conoció a Juan en medio de las tareas el club.
Sin lugar a dudas, Juan rompió muchas barreras de discriminación y con su porte, dignidad y prestancia, actuaba, y se expresaba como un caballero que siempre desplegaba su carismática sonrisa que todos recordamos.
Además de su esposa, le sobreviven sus hijos Juan Román III, y su esposa Linda que residen en Chaplin; Angela Grimaldi y su esposo Chris de Lauderdale, Florida; Teresa Giolito y su esposo Rich de Simsbury; Alberto Román y su esposa Ashley de Cary, Carolina del Norte; Lizbeth Slater de Tampa, Florida; Miguel Colon y su esposa Janine de Glastonbury; Yobran Colon y su esposa Lindsay de Glastonbury; sus nietos Jaime, Joseph, Anthony, Guinevere, Alex, Jenna, Alexa, Madison, Ana, Diego, Isabella, Shari, Miguel Jr., Zak, Jacob, Noah, Nathaniel, Micah, Lilah, Alex, Logan, Emy y Lena. También le sobreviven sus bisnietos Sofia, Emma, Nate, Guss, Jennings, Hayes, Everly y Easton, además de sus numerosos sobrinos, sobrinas y amigos.
Debido a las actuales restricciones, la familia va a anunciar un servicio funerario para recordar la inolvidable sonrisa, voz, figura y labor de Juan Román Q.E.P.D.