Como decíamos en pasadas ediciones de la Voz Hispana de Connecticut y debido al Covis-19 del cual nadie quisiera escuchar nunca más, hay columnistas que usamos las siglas AP antes de la Pandemia, DP, durante la Pandemia y la anhelada DP, después de la pandemia para identificar tres fases que están marcando a esta generación.
Recuerdo ese inolvidable miércoles 20 del mes de mayo DP (durante la Pandemia) cuando el Gobernador Ned Lamont anunció la primera fase de la apertura parcial de actividades en Connecticut. La noticia significó un alivio moral y emocional para los habitantes obligados hasta esa fecha a las estrictas restricciones y al así llamado encerramiento.
Era la época de calles vacías, carreteras semi desocupadas, silencio, depresiones y preocupación. El cierre de comercios, barberías, restaurantes, bares y negocios es ahora un recuerdo, pero eso también significaba un doloroso periodo de cesantía para cientos de miles de empleados y trabajadores que no sabían si volverían a sus labores para sostener a sus familias.
Recuerdo que salimos al centro de West Hartford que incluye unos dos bloques de la Avenida Farmington y dos bloques de Lasalle Rd. Y que en los últimos diez años se había ido convirtiendo en la popular sede de la actividad gastronómica atrayendo a comensales de Hartford, West Hartford, Avon, Simsbury y otros pueblos aledaños. Desde aproximadamente el 15 de marzo hasta el 20 de mayo cocineros, mozos y mozas, administradores, encargados de transporte debieron permanecer en sus hogares, la mayoría sin paga.
Previo a la reapertura oficial notamos que las autoridades habían colocado barreras de concreto o plástico pesado de color rojizo frente a varios restaurantes convirtiendo una pequeña avenida de tres carriles en una de solamente dos. Esto se hizo para facilitar la venta de comidas en las afueras de los restaurantes cuyos propietarios y siguiendo las instrucciones de la Fase Uno de la reapertura no permitían comensales en su interior de sus locales y mantenía sus bares cerrados para el público.
Hubo necesidad de modificar los estacionamientos para proveer más espacio en espera de miles de personas que se recuperaban del estricto encierro, pero que ha permitido que Connecticut haya logrado reducir el numero de ciudadanos infectados por el virus y su transmisión.
Con luces en su exterior, plantas y flores colocadas en recipientes plásticos adornando los muros de cemento, se produce la reapertura que también incluyó a las tiendas de ventas al detalle, usos y el acceso a parques, museos y algunos comercios de abarrotes. Tanto empleados como clientes debían usar las máscaras que, abandonando el tenebroso color blanco, se tornaban multicolores y en muchos casos diseñadas por las mismas familias.
El milagro se había producido para los propietarios y el personal de 25 restaurantes que vieron con alegría la llegada de sus clientes en busca de una inyección de optimismo y esperanzas. Pero esto también significó y significa el regreso de los trabajadores tanto de la cocina como de los mozos y mozas que llegan en esa área específica a más de doscientas treinta y dos personas.
“Al comienzo me sentía preocupada e incómoda usando las máscaras y los guantes, pero los clientes me reconocían. Recibí muchas propinas y un salario que no había visto en ocho semanas,” comentó Brianna manager de un concurrido DD localizado en la calle South Main.
La reapertura exigía el uso de las mascarillas de seguridad, distancia social, y la instalación de paneles plásticos transparentes para aminorar el contacto social con los clientes.
En otra modalidad de adaptación a la nueva realidad, los restaurantes situados en otras arterias de Hartford y West Hartford utilizaron sus patios traseros y terrazas (como es el caso del Elbow Room) para instalar también mesas en el exterior como es el caso del restaurante Frida de la avenida New Britain, administrado por simpáticas damas mexicanas propietarias que proveen recetas originales de la nación azteca.
En una segunda fase de la reapertura que se inició el sábado 20 de junio, primer día del verano, los restaurantes pudieron aceptar comensales (con máscara) en el interior de sus salones, en las piscinas, gimnasios y en actividades deportivas exteriores pero limitadas solamente para dos equipos.
A esta fecha, las calles se inundaron de automóviles, bicicletas, motocicletas, familias que caminaban por las calles y avenidas con sus respectivas máscaras e incluso cochecitos con sus niños pequeños.
Las ligas de deportes incluidos el beisbol, y soccer reiniciaron sus prácticas y así, el panorama cambio. Gracias a que una gran mayoría de personas respetaron las orientaciones del gobierno demócrata del Gobernador Lamont, se logra ingresar a la tercera fase en la cual se reabrieron los bares, los eventos en el interior de salones y en algunas congregaciones religiosas. Para el 8 de julio las estadísticas demostraban que en el Estado se habían producido solamente 259 nuevos casos y que 24,692 personas habían sido examinadas para detectar la presencia del virus. La cantidad de fallecimientos había descendido a dos dígitos.
A diferencia de estados como Florida y Texas cuyos gobernadores republicanos siguieron las ignominiosas e ignorantes directrices del presidente Trump que había dicho que la Pandemia se habría esfumado para el 12 de abril e instigaba a que los trabajadores regresaran a sus trabajos, los estudiantes y educadores a sus escuelas y universidades, y no recomendaba el uso de máscaras; los ciudadanos de esos estados no siguieron las cautas medidas solicitadas por los gobernadores demócratas y hoy día viernes 24 de julio, han regresado al mes de abril con un peligroso aumento de infectados por el coronavirus-19 que han hecho casi imposible y extra laborioso el funcionamiento de los hospitales. Los ciudadanos han tenido que someterse nuevamente al encerramiento y se han cerrado las playas.
Una lástima que políticos fanáticos al igual que líderes de macro iglesias hayan hecho caso omiso a las recomendaciones del Dr. Fauci y los líderes demócratas como Ned Lamont que indicaron el buen camino.
Con la misma minuciosidad de expertos y líderes cívicos racionales, se inicia poco a poco el proceso de reapertura de las escuelas públicas y aun cuando hay aun interrogantes y expectativas propias de un proceso que incluyen a 2,100 educadores y mas de 18,000 estudiantes, nuestros héroes continúan su labor para el año escolar 2020-2021.