Tal parece que en nuestra sociedad moderna todos se preocupan por los derechos humanos y por defender lo que se consideran como las libertades fundamentales de nuestro sistema. Entre ellas, la libertad de expresión y la libertad a la libre asociación. La realidad es que los que violentan las leyes y cometen las más desagradables fechorías son muy buenos defendiendo y haciendo valer sus derechos.
En cambio; las víctimas quedan sin protección y a la merced que aquellos oportunistas que se aprovechan de ellos. Lamentablemente, en nuestra sociedad la víctima a veces es victimizada más de una vez. Primero por su agresor y luego por un sistema que le niega justicia o que le echa la culpa por ser víctima.
¡No soy abogado y Dios me libre de tal pecado! Pienso que los abogados hacen un buen trabajo asesorando a los que quebrantan la ley. Pero hacen un pobre trabajo defendiendo a los que sufren los atropellos y maltratos por ser más vulnerables.
No quiero filosofar acerca de las leyes o el significado de lo que es y de lo que no es justicia. Ya otros se han ocupado de debatir estos temas. Vamos a usar como ejemplo una historia conocida por casi todos. La historia de la Caperucita Roja y el Lobo Feroz.
Luego del incidente en el campo, en casa de su abuela, el Lobo Feroz fue llevado a Juicio por sus hechos. Resulta que el Lobo Feroz, se consigue a un “buen abogado”. Veamos los planteamientos del abogado del Lobo Feroz delante de los miembros del Jurado:
-“¿Fue el Lobo Feroz el culpable o lo fue Caperucita?” “Dígame si es cierto o no que la Caperucita sabía perfectamente que, al hacer determinado trayecto, podía encontrarse con el Lobo Feroz. “Dígame si es cierto o no que la Caperucita no era ajena en modo alguno al hambre del Lobo.
“Dígame si es cierto o no que, si la Caperucita hubiera ofrecido al Lobo la cesta con la merienda de su abuelita, muy probablemente no habría ocurrido lo que ocurrió. El Lobo no ataca inmediatamente a Caperucita, sino que, al contrario, conversa con ella. “Dígame si es cierto o no que es la Caperucita quien tendenciosamente da pistas al Lobo y le señala el camino de la casa de la abuelita, probablemente con la esperanza de visitar a su abuela.
“Dígame si es cierto o no que la abuelita estaba confundida al confundir a su nieta con el Lobo. “Dígame si es cierto o no que cuando Caperucita llega y el Lobo está en la cama con la ropa de la abuelita, Caperucita no se alarma, muy por el contrario, actúa con absoluta naturalidad.
“Dígame si es cierto o no que el hecho de que Caperucita confunda al Lobo con la abuelita, demuestra que la niña iba poquísimo a ver a su abuelita o que era un poco olvidadiza. “Dígame si es cierto o no que el Lobo con esas preguntas tan tontas y directas quiere alertar a Caperucita. En realidad, no tiene intenciones reales de cometer el acto y, por lo tanto, se trata del más fuerte alegato a favor de su inocencia. “Dígame si es cierto o no que la Caperucita mientras tanto, enrolla al lobo en un juego de palabras con el único fin confundir al Lobo. Cuando el Lobo, que ya no sabe qué hacer, ataca a la Caperucita, es porque ya no le quedaba otra solución, y en defensa propia reacciona a la manipulación de la Caperucita.
Por lo tanto, se concluye; miembros de tan distinguido Jurado; que es Caperucita y no el Lobo Feroz, la que provoca los instintos naturales de la pobre fiera. Primero con su juego y manipulación emocional y posteriormente provoca una reacción natural y defensiva por parte del Lobo.
“También es de destacar que la madre de Caperucita (continua el abogado) tuvo mucha culpa al no acompañar a su hija, quizás deseando deshacerse de ambas. Aquí entraría a jugar otra teoría, donde la madre arregló previamente con el Lobo Feroz el plan de acción a llevar a cabo, plan que por una serie de casualidades (dado que ha quedado demostrado que el Lobo no tenía, a posteriori, intenciones de cometer ninguna agresión) finalmente se lleva a cabo. Estos puntos son, en principio, claros y concisos.
La defensa del Lobo concluye declarando que: “Los que se empeñan en desprestigiar al Lobo Feroz no se han parado a pensar en la posible manipulación que se ha hecho de su figura, su actividad y su reacción ante una instigadora profesional como parece ser que fue la tal Caperucita.”
Luego que un par de compañeros de trabajo leyeron el borrador de esta historia, expresaron que nunca habían pensado en la inocencia del Lobo. Ahora creen que el Lobo fue víctima de la manipulación de la Caperucita. ¡Increíble!
¡“Dígame si es cierto o no que es increíble como un abogado puede hacer ver a la víctima como el culpable o responsable de su desgracia, y hacer ver al agresor como una pobre “victima” de una circunstancia inevitable. Pero así sucede cuando el carácter y la integridad de nuestras víctimas es puesta en entre dicho en las Cortes, y aún los más perversos parecen ser corderitos inocentes.
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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