Por Thomas Breen
NEW HAVEN INDEPENDENT.- Si alguien pudiera oler esta foto de un pasillo del segundo piso en los Apartamentos Robert T. Wolfe, sus fosas nasales se verían afectadas por el fuerte olor a humedad, del moho mezclado con humo acre.
Pero las personas mayores y discapacitadas que viven allí, se han acostumbrado a esos olores en los pasillos y las escaleras. Describen su edificio de ocho pisos frente a Union Station, como un espacio inundado por traficantes y usuarios de drogas, personas sin hogar y prostitutas, techos con goteras y lugar donde algunas personas se orinan.
El complejo habitacional de 93 unidades, ubicado en el 49 Union Ave., es propiedad y está administrado por la autoridad de vivienda pública de la ciudad, Elm City Communities / Housing Authority of New Haven (HANH).
Ubicados Inmediatamente al lado de la amplia extensión de asfalto agrietado y vacío que solía albergar el complejo de apartamentos de Church Street South, los Apartamentos Robert T. Wolfe, son ocupados principalmente, por inquilinos de bajos ingresos, personas mayores y discapacitados.
Freeman Bethea, de 63 años de edad y presidente del Consejo de Inquilinos Residentes (TRC) de Robert T. Wolfe, ha vivido en un apartamento del tercer piso del edificio desde hace nueve años. Durante ese tiempo se ha convertido en un experto en identificar los olores que se producen allí.
“Lo primero que huelo por la mañana, es el crack”, dijo en una entrevista realizada en el complejo el lunes por la tarde. Dijo que está tan calificado como cualquier otro para identificar el olor que emana de la habitación de su vecino, porque, dijo Bethea, hace varias décadas él mismo era un traficante de drogas.
El hedor se siente en todo el pasillo, llegando hasta más allá de los dos ascensores y bajando por el hueco de la escalera sur. Allí, dijo Bethea, los traficantes de drogas instalan habitualmente una tienda para el día y por la noche, las personas sin hogar habitualmente colocan cojines para dormir. “Todos entran y hacen lo que quieren”, dijo otra inquilina, residente del octavo piso, Theresa Boone (en la foto).
“Una población vulnerable”
La presidenta de HANH, Karen DuBois-Walton (en la foto), dijo que la máxima prioridad de la autoridad de vivienda es la seguridad de sus edificios y residentes.
La señora DuBois-Walton dijo que la autoridad de vivienda tiene un miembro del personal de mantenimiento a tiempo completo y un miembro del personal de mantenimiento a tiempo parcial, que da servicio al edificio diariamente.
“Desearía tener recursos ilimitados”, dijo DuBois-Walton acerca de la posibilidad de disponer de suficiente personal de mantenimiento para satisfacer las demandas en todos los edificios de la autoridad de vivienda, incluido Robert T. Wolfe. La autoridad de vivienda ha contratado a un consultor externo, para que le asesore sobre la mejor manera de utilizar el personal disponible, dijo.
La presidenta de HANH agregó que la autoridad de vivienda recientemente hizo un cambio y en lugar de pagar guardias de seguridad uniformados que trabajaban en la recepción, utilizar a inquilinos, compensados por su trabajo durante las horas pico de la mañana y la tarde, controlando visitantes y supervisando la entrada principal.
Ese cambio fue parcialmente motivado por preocupaciones relacionadas con el costo y la eficiencia.
La entrada principal, el vestíbulo, la sala común y los pasillos del edificio, están dotados de cámaras de seguridad, dijo.
Los inquilinos también tienen monitores en sus apartamentos, gracias a una cámara, les permiten ver en vivo desde la puerta principal, cada vez que alguien toca el timbre para que se le permita entrar. Y la autoridad de vivienda está actuando para desalojar a los inquilinos que ponen en peligro a sus vecinos.
“Como el si el infierno saliera de la alcantarilla”
A pesar de estos esfuerzos de mantenimiento y seguridad llevados a cabo por la autoridad de vivienda, el lunes y el martes, inquilino, tras inquilino, tras inquilino, le dijeron a The Independent que el edificio está destrozado por escapes de agua en los techos y moho, es frecuentado por traficantes de drogas y se siente generalmente inseguro e insalubre.
“Su sistema es que pagues el alquiler, te calles o te vayas”, dijo el residente del cuarto piso Paul Tricaso.
“Bolsas de crack. Condones Bolsas de comida. Grietas en las tuberías”, dijo la vicepresidenta de TRC, Alicia Spenser, el martes por la mañana mientras enumeraba lo que encuentra habitualmente en las escaleras y pasillos del edificio. “Las escaleras son asquerosas”.
Bethea y Spencer dijeron que, cuando Church Street South fue demolida el año pasado, muchos de los traficantes y usuarios de drogas y prostitutas de ese complejo, simplemente se mudaron al lado de Robert T. Wolfe.
Bethea dijo que a menudo, la gente lo despertaba a las dos, tres, cuatro de la mañana, llamando a su puerta, buscando drogas, confundiéndolo con un traficante.
Francisco Catala, inquilino del sexto piso, dijo que si alguna vez tiene que usar el hueco de la escalera porque los ascensores están fuera de servicio, “tengo que taparme la nariz”.
¿Por qué? Porque la gente “va y viene por los pasillos. Se orina en los escalones.
Sin embargo, algunos residentes se mostraron menos críticos y optimistas sobre el tráfico y uso de drogas que saben que tienen lugar en el edificio.
“En realidad, el crack es una epidemia en todos los edificios de esta ciudad”, dijo Ken Colucci. “Este lugar no está mal. Si te quedas tranquilo en tu rincón, todo está bien”.
“Llueve dentro de mi apartamento”
La Sra. Spencer agregó que los visitantes indeseados no son el único problema que afecta a los inquilinos de Robert T. Wolfe. También hay grietas, escapes y moho, especialmente en el octavo piso, donde vive actualmente.
No obstante, dijo que, por lo demás, está muy satisfecha con su apartamento, al igual que con el arduo trabajo del encargado de mantenimiento del edificio.
Muchos de los residentes que hablaron con The Independent dijeron que durante años han estado escuchando a representantes de la autoridad de vivienda, diciendo que el edificio iba a ser rehabilitado significativamente. En cambio, lo que ocurre, dijeron, es que el edificio simplemente continúa deteriorándose.
DuBois-Walton dijo que la autoridad de vivienda efectivamente a lo largo de los años, ha organizado múltiples reuniones comunitarias con inquilinos sobre posibles renovaciones vinculadas a Church Street South, que quedaba al lado.
Esas importantes renovaciones, están vinculadas a una subvención federal del Proyecto CHOICE de $30 millones que, hasta ahora, la ciudad, la autoridad de vivienda y el promotor inmobiliario de Church Street South, con sede en Massachusetts, no han podido obtener.
Sin embargo, dijo, “este es definitivamente uno de los edificios” que será reconstruido significativamente como parte de lo que venga después de Church Street South.