Hace varias semanas, mientras me preparaba para una charla matrimonial, encontré una gran cantidad de escritos sobre este tema. Pero los que más me llamaron la atención eran los muchos artículos escritos acerca de las mentiras que pueden conducir al divorcio. Las mentiras, engaños y las dudas, son elementos destructores del matrimonio. En la vida de todos los matrimonios es muy frecuente el uso de mentiras y engaños al menos en una parte de la vida. Muchas veces las exageraciones que son características en ciertos temperamentos se interpretan como mentiras. Lo realmente grave de este asunto es el daño que se le produce a una relación cuando hay mentiras y engaños, porque siembran dudas muy difíciles de superar y que producen mucha frustración, desánimo, y una terrible sensación de inseguridad, especialmente en las mujeres.
La verdad nos hace libres y la mentira nos convierte en esclavos, porque perdemos la percepción positiva y enaltecedora del que no tiene nada que ocultar ni de que ocultarse. Así como la verdad es una sola y representa eventos, sentimientos, situaciones ciertas y nacidas de la espontaneidad, la mentira tiene mil facetas, puede utilizar muchas caras y nace de sentimientos que no responden a la realidad de los hechos.
Al mentir, como se distorsiona o niega a plena conciencia la realidad, el ser interno que es la casa del espíritu, siente que esto es contrario a su propia esencia divina, e independiente de su actitud y apariencia externa, en su fuero más íntimo se siente culpable.
La culpabilidad perturba la espiritualidad, alimentando un sentimiento angustioso que se manifiesta en la inquietud de enfrentar o tener que lidiar con los eventos o hechos que son verdaderos y por tanto de una fuerza arrolladora.
Veamos algunas de esas mentiras que pueden destruir un matrimonio:
Me case contigo, no con tu familia. La verdad es que no se casó sólo con su cónyuge, ¡su familia es parte del paquete! No se engañe y crea que los suegros no importan. Su pareja creció en una familia que le enseñó a ser quien es hoy día. Sí, hay otras influencias y las personas cambian, pero los familiares son una fuente primaria en el desarrollo de un individuo.
Puedo cambiar a mi cónyuge. ¡Equivocado! El hecho es que él/ella siempre llega tarde, su apartamento es un desastre, etc. probablemente no cambie por su amor. Preste atención a las señales durante el noviazgo, en especial lo de carácter serio, como beber en exceso, temperamento violento, rompiendo promesas, etc. Es posible que eso no mejore, sino que se vuelva peor cuando la luna de miel haya terminado. La verdad es que usted sólo tiene control sobre cómo reacciona hacia su cónyuge, y es lo único que puede cambiar.
Somos muy diferentes. Las diferencias no son un gran problema, siempre y cuando no sean diferencias sobre morales y valores de vida. La incompatibilidad no mata una relación. El tema verdadero es cómo manejan ese contraste. Se necesitan estilos compatibles que funcionen para ambos. Algunas diferencias no se pueden resolver y las parejas deben aprender a aceptar eso. Y la Biblia da guías claras para resolver conflictos de manera apropiada.
He perdido ese sentimiento amoroso, ¡se fue! Una pasión intensa no dura para siempre, pero el amor perdura. Quizás no siempre sienta el amor pero debe decidir amar a su pareja como a sí mismo. El sentimiento disminuye cuando los matrimonios se envuelven en patrones negativos que les lleva por caminos separados.
Hubo una traición, necesitamos divorciarnos. Las infidelidades son serias y dañinas, pero pueden ser restauradas, si ambos cónyuges desean intentarlo. Debe haber un compromiso para cortar con la aventura amorosa, un tiempo de arrepentimiento, perdón y de reconstruir la relación. El convenio ha sido roto, pero puede ser restituida si lo quieren. No es fácil, pero sí es posible.
El matrimonio está roto y sin remedio. Si se ha dado por vencido, si el futuro se ve sin esperanza, se han separado emocionalmente, no pueden manejar el conflicto, cometieron un error… sea lo que sea, crea que Dios puede obrar donde usted no puede. Él cambia corazones, hace milagros y trabaja en las circunstancias más difíciles. No hay nada imposible para Él. Acérquese a Dios, interceda por su relación marital, batalle con su enemigo real (Satanás) y espere que Dios trabaje por usted.
Si has tenido una actitud mentirosa, engañosa, no transparente como debe ser, pídale perdón a Dios y tome la decisión a partir de hoy de romper con toda tendencia a la mentira. Tome la decisión de hablar la verdad siempre aunque tenga que enfrentar situaciones difíciles. Si lo hace por obediencia a Dios, éL estará a su lado y no le dejará; le dará sabiduría para salir adelante del conflicto por su fidelidad a su palabra.
Si necesitas ayuda, llámanos al 211 y pide informacion para tu matrimonio/familia. Vale la pena hacer un esfuerzo. ¡Tal vez puedas salvar tu matrimonio!