Por John Llanos
Especial para La Voz Hispana
El sábado 16 de mayo, alrededor de las tres de la mañana, la policía arribó a donde una hora antes había tenido una discusión con mi compañera. Estábamos bien, habíamos hablado y estábamos abrazados. Nos hicieron varias preguntas y nos dijeron que uno de los vecinos nos había reportado. Fuimos detenidos y llegamos al centro de detención alrededor de las 4 am. A mí y a mi compañera nos encerraron en celdas separadas.
Cuando llegué, conocí a un hombre, (Yoshio Laureano García), él estaba al frente de mi celda y me manifestó que la policía lo había golpeado en su celda. Me dijo que dos policías entraron y lo golpearon repetidamente. Me imagino que todo quedó grabado en las cámaras de este centro. Se notaban los golpes en su cuerpo.
Desde el momento de mi llegada, una oficial de la policía latina me preguntó mi nombre, nacionalidad y estatus migratorio. Yo le di mi nombre, nacionalidad y le manifesté que yo no tenía social sino el TIN # -Tax Identification Number-, Inmediatamente dijo que tenía que reportarme a inmigración ya que yo no poseía un número de social. Yo le repliqué que era la primera vez que había sido detenido y ella argumentó que independientemente de lo que hubiera pasado, ella estaba obligada a reportar a todos los indocumentados que ingresaran a esas instalaciones ante ICE. Dijo que eso era la ley, cuando yo insistentemente le preguntaba por qué.
Posterior a eso, siempre que ella daba la ronda de vigilancia, que calculo fueron cinco veces, yo de nuevo sostenía conversación con ella y le preguntaba que iba a pasar conmigo y ella repetía que ICE podría venir por mí, ese sábado o el lunes en la corte.
Eventualmente cuando la representante de la oficina del Comisionado de Fianzas me hizo las preguntas de rigor, ella me dijo que yo saldría sin fianza. Pero ella misma me dijo que ICE sería informado y que en las próximas dos horas ellos podrían venir por mí. Como una hora después de ella se fue, la oficial de la policía me manifestó que estaban esperando respuesta de la migra, para saber si me llevarían ese día.
En un momento dado cuando fui procesado, logré comunicarme con el personal de ULA, alrededor de las 10:30 de la mañana. Ellos se comunicaron con un fiador y aquí es donde comienza la segunda parte de esta historia
Yo confiaba que saldría rápido ya que tenía entendido según el representante de ULA, que, si se pagaba la fianza, saldría rápido. Pero las horas pasaban lentamente y nada pasaba. Siempre pensaba en las continuas palabras de la oficial, que de ICE podría llegar ese mismo día.
Afortunadamente, al fin salimos alrededor de las 3:30 de la tarde. Las personas que en solidaridad se habían congregado a la salida de esta comisaría me dejaron saber los pormenores de la odisea que se vivió desde que yo me comunique con ULA.
Desde que yo los llame, llamaron a un fiador de confianza, llamado Porky’s Bail Bond. Porky envió a uno de sus representantes y cuando estaba haciendo toda la papelería y al presentarla, el oficial a cargo le dijo que, aunque se pagara la fianza, las dos personas no saldrían libres ya que pesaba una orden de detención por parte de la migra. Porky llamo a ULA y quedaron de que hablarían más tarde ya que tendrían que llamar a algunas personas, porque ULA estaba seguro de que eso era una violación de la orden general de New Haven, de la orden ejecutiva de ciudad santuario de la ciudad de New Haven y del Acta confianza del estado de CT.
En el trajinar de llamadas, se lograron comunicar con la escuela de leyes de Yale, Kica Matos, el alcalde de New Haven y el jefe de la policía de New Haven. Y después de varias llamadas de ida y vuelta se quedó claro de que sí era una violación de la ley. El alcalde manifestó que las personas saldrían libres si se pagaba la fianza y el jefe de la policía dijo que todo su personal sabía sobre no colaborar con la migra y de que hablaría con el oficial que estuvo a cargo del centro de detención esa noche.
Salimos libre, pero con un sabor amargo en la boca. Ya que, durante nuestra asistencia a las reuniones de ULA, siempre se ha insistido sobre que CT no colabora con la migra, exceptuando en casos criminales muy graves. De que la ciudad de New Haven tiene unas políticas de no colaborar con ICE, desde el 2006. Pero lo que vivimos esa noche demostró todo lo contrario. La arrogancia de los oficiales de amenazarnos con llamar a ICE. La violencia como se tratan a los prisioneros allí –caso de Yoshio- y la respuesta descarada cuando se le pregunta al oficial a cargo de la ventanilla del cuartel de porqué se dijo que llamarían a la migra y éste respondió, olímpicamente r: que él no sabía sobre la ley de no colaboración, pero que ahora sí.
El sabor amargo es de cuantas personas que no saben de sus derechos, que no pertenecen a ULA, que son inmigrantes y les pasa lo mismo y nadie se entera.
Yo personalmente espero que este incidente sirva para algo. Que por fin New Haven sea una ciudad santuario y que cada policía sepa que la comunidad inmigrante está protegida por la ley municipal y estatal. Estoy dispuesto hablar con el que sea y hacer las denuncias pertinentes para que incidentes como este no vuelvan a ocurrir.
Solo dos detalles
Este es mi testimonio, pero cuando ULA le hizo la misma pregunta a mi compañera sobre la actitud de la oficial latina, ella corroboró que a ella también le dijeron lo mismo. Que ella no saldría libre y que sería entregada a ICE y que eso ocurrió en dos diferentes ocasiones.
Otro detalle
Cuando fuimos encerrados, no se nos equipó de protección, no guantes, no mascarilla y ni un miserable jabón para lavarnos las manos. Y eso de que las autoridades de la ciudad hablan tanto de proteger a todo el mundo. A partir de ese día, mi compañera ha estado enferma y mañana se estará haciendo el examen del COVID 19. Yo, por las dudas, también lo haré.